jueves, 28 de abril de 2011

Happiness. :D

Es tan simple. Felicidad.
Es hermoso sentir que no puedes dejar de sonreir. Que emites sonidos tontos por el simple hecho de que quieras que los demás se den cuenta que eres feliz. Cuando no podemos parar de dar botes. Que nuestro cuerpo pesa muy poco.
Cuando parece que tenemos un nudo en el estómago de eufória y nos da vergüenza expresar, pero para remediarlo sonreímos con ligereza y amplitud total.
Es tan bonito poderte sentir así.
En ese momento, todo te da igual, porque sólo piensas en aquello que te ha hecho feliz. Y no es momentáneo, no. Cada vez que recuerdas esa acción, ese momento, ese pensamiento, unas palabras, un texto, un vídeo...lo que sea, vuelves a tener esa sonrisa GIGANTE en la cara. Te brillan los ojos. Te ríes a carcajadas sin parar por cualquier tontería.
Y esa alegría, esa FELICIDAD...es contagiosa.
Me encanta este virus. :D

sábado, 23 de abril de 2011

Acantilado.

Fue hermoso
conseguir el silencio de tu beso
bajo el agua
y dejar a los peces asombrados.
Parece que solo ellos comprendieron.

Fue hermoso
comprobar su certeza:
elípticos sabios, poetas de Poseidón,
hambrientos de carne enamorada, fresca,
como la nuestra.

Fuimos los bañistas más codiciados,
un pasto inolvidable.

Más que un salto, una huida, una renuncia,
aquello fue un don.
                                                                                                                     
                                                                                                                       Juan de Dios García.

viernes, 15 de abril de 2011

Maquillaje.

Esa máscara que a veces nos ponemos para no dejar que los demás sepan cómo somos en realidad.
Estarás pensando que hablo del maquillaje tradicional, tipo: barra de labios, sombra de ojos, perfilador, eye liner... sí, pero también de otro que no implica dar colorido a la cara.
Es ese maquillaje invisible con el que cubrimos las imperfecciones de nuestra forma de ser. Las ocultamos con mentiras, farsas, o simplemente sin decir nada al respecto.
Y es una situación muy incómoda para el que tiene algo que expresar de sí mismo, y por miedo al rechazo, al qué dirán o a que se rían de uno, hace que muchos deseos, estilos, palabras, sentimientos...no se emitan.
Y en vez de eso, los cubrimos con una buena base del mismo color que el de los demás. Nos coloreamos los labios con las palabras que los demás esperan oír de ti. Impregnamos de color nuestros párpados para ver lo que los demás desean que veamos.
Qué fallo.

martes, 12 de abril de 2011

Abrazos.

Posas tus manos en mis brazos. Calientes, suaves. Noto cómo un escalofrío emprende su viaje desde el inicio de mi columna hasta mi cuello, con paso lento pero decidido. Lentamente me acercas a ti. A tu pecho. Y me rodeas con tus brazos. Cierro los ojos y me centro únicamente en el latido de tu corazón, que late a contratiempo con el mío. Enrosco mis brazos por tu cintura y dejo que la energía fluya entre nosotros. Apoyas tu cabeza en mi hombro y yo me protejo en la que ahora mismo es mi armadura.
Tus manos pasean por mi espalda, abiertas y sinceras, sin nada que esconder. Qué sensación tan agradable. Una sonrisa se dibuja en mis labios. Suspiros huyen por mi nariz.
Cada vez me acercas a ti con una fuerza muy sutil. No quieres perderme.

:D

Hoy tengo muchas ganas de sonreir. De ser feliz. Ya se acabó la típica Lucía que siempre está triste o compunjida. Ya está bien, ¿no? Porque no puedo estar siempre con el corazón roto ni el alma en el suelo. Necesito liberarme de cargas que no tengo por qué llevar encima. Voy a dejar esos sacos a un lado y voy a seguir mi camino, tranquilamente. Pero ello no significa que no me vaya a preocupar más por los míos, no señor. Son lo más importante, tanto familia como amigos, conocidos y demás.
Antes, ponía las necesidades de los demás por delante de las mías y me han dado muchos palos por eso.
Hasta hoy. Hasta este mismo instante.
Porque me siento una persona totalmente capacitada para seguir con su vida independientemente de la de los demás, que no dependo de nadie,(excepto de mis padres, obvio).
Y voy a coger de nuevo el hábito de sonreir que hasta no hace mucho, dejé de practicar con continuidad.
Porque una sonrisa hace feliz a quien la envía, a quien la recibe y a quien no la espera y se la encuentra de repente.
Quiero abrirle mi corazón al mundo, pero tengo miedo, porque siempre me han acabado haciendo daño.
Creo que me repito demasiado.
En fin. Dejémoslo ahí.
Una cosa más... Voy a ser feliz.

lunes, 11 de abril de 2011

o.o

Hoy todo, absolutamente TODO, me da igual.
Y no sé qué pensar: si sí o si no...
Que pena que no pueda desconectarme por un momento y perder todo los malos recuerdos. Estaría de vício eso, no ?

miércoles, 6 de abril de 2011

Sonrisas.

¿Un simple gesto? ¿La contracción de los músculos faciales?
Sonrisas. Lo más valioso y sincero que existe.
¿Podríamos vivir sin sonrisas? lo dudo mucho. Son la clave para todo. Pero sólo las sonrisas verdaderas son la medicina más potente para el alma y el corazón del que la recibe.
Para mí es como una droga. No pasa un día en el que no sonría al menos 5-6 veces aunque por dentro esté destrozada.
Pero es algo que hago, ya no por mí, sino por los demás. Para que no se sientan mal por mí.
Por eso sonrío tanto, a parte de que cuando estoy feliz no se me quita de la cara. :)

domingo, 3 de abril de 2011

¿Qué es el amor?

Difícil de responder. ¿Qué es el amor...? Unos lo consideran un sentimiento. Otros una virtud. Muchos, una desgracia. Varios,  algo doloroso. ¿Y yo?. ¿Qué es para mí el amor?
Para mí, el amor es mucho más que un impulso eléctrico en un grupo de neuronas en el rincón más profundo de mi cerebro. Es más que eso. Es un día a día. El amor no nace de repente. Es algo que hay que alimentas, cuidar, mimar y sobre todo, hay que corregir y perdonar. En el amor se comenten demasiados errores. Pero si los sentimientos son verdaderos, por muy tarde que se muestran van a estar ahí.
Te pintan el amor como algo bonito, romántico, extático. Pero no lo es para nada. El amor es verdadero cuando realmente sufrimos. Cuando nos sentimos rechazados por esa persona tan especial. Cuando no podemos vivr con ella y ni sin ella. Cuando tenemos la necesidad de verla, y cuando no. El amor duele, y mucho. Es el peor de los sentimientos, la peor de las emociones. Porque cuando uno está indeciso o simplemente, está asustado por lo que siente...rechaza a todo aquél que tiene a su lado. Incluido a esa persona que nuestro corazón ama.
El amor es una mierda.

sábado, 2 de abril de 2011

Hurt.

Añoro tu risa. Añoro cuando te quedabas mirándome. Tus caricias. Tus besos. Los "te quiero" que sonaban melódicos y sabían a dulce. Añoro tu mano enredada en la mía. Tus besos en mi nariz que tanto me gustaban. Añoro cuando me esperabas a que saliera de la academia. El beso de despedida antes de que entrara al instituto. Añoro cuando me llamabas. Tu preocupación hacia mí. Cuando te picabas porque no quería darte un beso. Tus expresiones. Tu voz. Tu piel. Tu aroma. Tu sabor. Tus labios, suaves, dulces.
Tus reproches cuando llegaba tarde.


Y ahora. Ahora me siento perdida, sin rumbo. Queriéndote en silencio. Engañándome a mi misma. Predicando que no te quiero. Que triste, ¿verdad?
Me siento vacía. No puedo mirarte a la cara. Pero ya no sé para qué escribo ni para qué siento nada, porque parece que te da lo mismo, o que simplemente no quieres verlo. Es lógico y razonable.
De los pocos días en los cuales te miro a los ojos...quiero morir.
Mi mente quiere olvidarte, incluso, odiarte. Pero mi corazón, mi corazón es idiota. Él no va a olvidarte, no. Él me va a recordar cada vez que pueda, tus besos, tus caricias... a tí.
Y eso, va a hacer, que la sonrisa que tenga en ese momento en mi cara, sincera y brillante, se convierta por hecho de ocultar las lágrimas que se formarán en mis ojos, pero no llegarán a caer. Y no es porque no quiera que caigan, sino porque, es tanto el dolor y la impotencia, que son incapaces de salir...

viernes, 1 de abril de 2011

Caricias.

Mi cuerpo se estremece. Mi espalda quiere retorcerse. Mis ojos se cierran lentamente para apreciar con sutileza y empeño el torpe recorrido que hacen tus dedos por un sendero. Mi sendero. Mi piel.
Cada parte que tocas con tus dedos quiere quedarse a vivir en ellos.
Una inocente sonrisa se torna en mis labios, y un suspiro, espirado por la nariz, la acompaña.
Dibujas en mi espalda abstractas figuras que se quedan grabadas en mí.
Cambias de camino.
Diriges tus yemas a mi vientre. Rodeas mi ombligo y subes hasta el estómago, donde perfilas un corazón.
Noto cómo mi piel está viva. Noto cada una de tus huellas dactilares. Siento, cómo cada poro de mi piel despierta.
Llevas tu dedo índice a mi boca. Y con él te paseas por mis labios. Por mi nariz. Por mi frente.


Caricias. Una droga a la que no quiero dejar de ser adicta.

Frío.

Frío.
¿Sensación térmica? Quizás.
¿Pero es posible que pueda ser otra cosa? Puede.
¿No sentimos frío cuando recordamos momentos tristes?
Pero ese frío es diferente. Distinto. Es una sensación estática, perenne, que hace que nuestras facciones se relajen y muestren una inexpresividad impactante.
O cuando nos dan una mala noticia. De esas que se te para el corazón. Y aun llevemos mucha ropa de abrigo, parece como si estuviéramos en un paradero desconocido, en la esquina más remota, de cualquiera de los Polos.
Es más que la temperatura corporal.


                                   Es casi un sentimiento.