martes, 12 de abril de 2011

Abrazos.

Posas tus manos en mis brazos. Calientes, suaves. Noto cómo un escalofrío emprende su viaje desde el inicio de mi columna hasta mi cuello, con paso lento pero decidido. Lentamente me acercas a ti. A tu pecho. Y me rodeas con tus brazos. Cierro los ojos y me centro únicamente en el latido de tu corazón, que late a contratiempo con el mío. Enrosco mis brazos por tu cintura y dejo que la energía fluya entre nosotros. Apoyas tu cabeza en mi hombro y yo me protejo en la que ahora mismo es mi armadura.
Tus manos pasean por mi espalda, abiertas y sinceras, sin nada que esconder. Qué sensación tan agradable. Una sonrisa se dibuja en mis labios. Suspiros huyen por mi nariz.
Cada vez me acercas a ti con una fuerza muy sutil. No quieres perderme.

2 comentarios: