sábado, 9 de julio de 2011

Llorar.

A veces lo necesitamos isn motivo alguno
Para mí, cuando ésta sensación aparece, lo mejor es ver una peli sentimental, de dibujos, una animación...
Porque los detalles emotivos se ven mucho más y se llegan a sentir dentro.
Tengo la virtud y la desgracia de que con cualquier película, episodio, programa... lloro.Ni qué decir tengo de que no he visto "Bambi" todavía... Incluso he llegado a llorar con algún capítulo de "Los Simpsons"...
Pero después de ese momento tan emocional, tan sentido... me siento realmente bien.
Es extraño, lo sé... Pero yo soy así. :)

miércoles, 6 de julio de 2011

Summer.

Y al fin y al cabo, llegó.
Llegaron los momentos más hermosos del año.
Los días largos. La calidez, a veces demasiada, de las horas.
La brisa que huele a sal y a olas.
El tacto suave y resbaladizo de la arena, blanca, ocre, beige, marrón...
Los recobecos y hondulaciones de las pequeñas y erosionadas conchas marcan el sendero que te lleva hasta una de los más grandes elementos...el agua.
El mar, bella durmiente y bestia al mismo tiempo. Capaz de acoger en su seno a los más tiernos seres. Acunarlos suavemente con el movimiento de las olas. Una, otra, otra...
Pero cuando Poseidón despierta su furia es capaz de destruir las embarcaciones más monstruosas, las infraestructuras más fuertes y resistentes. Porque no hay nada que se le resista.
 Sin embargo, en total calma y serenidad, podemos contemplar las puestas de Sol más hermosas. Cómo el Sol,esa bola de fuego, esa incandescente linterna anaranjada, con destellos dorados y violetas,de aroma embriagador y cálido,  se va escondiendo tras el velo acuoso del final del mundo, o tal vez del nuestro.
Tras este espectáculo de luz, llega la noche. Una actuación con muchos protagonistas.
La luna. Sello de plata. Luz de platino. Capaz de embelesar hasta la más fiera de las bestias. Inspira frialdad, temor, pero a la vez es tan cautivadora, tan indescriptible, que se es incapaz de dejarla de mirar un sólo momento cuando se encuentra en su fase de mayor esplendor. A sus alrededores se encuentran las estrellas.
Diminutas pizcas de luz. Leves susurros de luminosidad, que acompañan al más solitario. Son hermosas. Son pequeños diamantes tallados en la medida perfecta, colocados en el ángulo perfecto. Cada una tiene un algo que las hace diferentes, aunque compartan las misma característica: son bolas de fuego, incluso más grandes que el Sol. Viajan por el Universo, a mucha velocidad, pero se encuentran a años luza de la Tierra.
Pero para mí, es como si, tórpemente, se hubiera derramado un bote de purpurina sobre la oscura cartulina.
El verano. Una de las épocas del año en la que cada momento, por insignificante que parezca, puesto que cada uno de esos pequeños momentos son los que perduran en el recuerdo, y cada vez que nuestra mente los vuelca, una sonrisa amplia, melancólica pero alegre se dibuja en nuestros labios y fijamos la mirada en el suelo, viendo pasar con lentitud y casi reales todas esas emociones, como si las estuviéramos reviviendo.