domingo, 4 de septiembre de 2011

Hoy aprendí a volar.

Hoy aprendí a volar. Sentir el hormigueo en el estómago debido a la altura.
Veo las nubes. Como algodones. Tan puras. Tan blancas. Tan esponjosas.
Sobre mi cabeza se extiende un cielo celeste inmenso.
La brisa se aparta cuando surco este océano airoso.
Pero de repente comienzo a descender en picado. La velocidad aumenta por el peso de mi cuerpo. Mis brazos quedan pegados en mi cuerpo como si una liana transparente los aferrara a él. No puedo abrir los ojos. El aire que corta mi cara me impide abrirlos. Intento separar mis brazos, para remontar el vuelo. Aletear vanamente si quiera. Pero es imposible.
Cada vez el suelo está más cerca. El golpe va a ser tremendo. No creo que sobreviva.

Negro.

Frío.

No me lo puedo creer, estoy viva. Abro los ojos. Estoy en mi cuarto.


Me he caído de la cama.

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