domingo, 30 de septiembre de 2012

Falcatas y gladius

Y cuando la espada de acero blande, rompiendo así la coraza del centurión, una nube se coloca ante el sol. El día se vuelve oscuro, mientras la sangre corre por la arena. Las flechas ocultan el cielo y caen como halcones sobre los soldados carthagineses. Erguidos caballos surcan el campo de batalla, arramblando con lo que se cruza en su camino. Los escudos heridos, protegen malamente al ejército. Suenan espadas contra espadas. Saltan chispas. Mueren hombres. Las lanzas apuntan al Olimpo, donde los dioses observan con atención el espectáculo. La guerra nace, nace y se expande. Dejando sin aliento a hombres que han dado su vida. Los cascos caen, las cabezas ruedan, los correajes se rompen... Se huele a cuero, a cuero y sangre. A odio y victoria. No somos nadie en este mundo.

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