domingo, 7 de octubre de 2012

Petit

¿De qué sirve filosofar sobre las estaciones, describirlas, sentir todos sus encantos, todos sus defectos? ¿De qué sirve hablar de los detalles, hojas, flores, rayos de sol, copos... si en verdad lo que nos preocupa es si ha salido el café, nos han mandado ese e-mail o ha comido el niño? ¿De qué sirve cabrearse con el clima, si nunca va a estar a nuestro gusto, si siempre vamos a odiar algo de cada estación? ¿De qué sirve escribir unos versos sobre la brisa perfumada de una mañana de domingo del mes de Abril, si lo que queremos es dormir, y no hacer absolutamente nada, o irnos con los niños al campo, o disfrutar de una mañana en familia? ¿De qué sirve mirar esos pequeños detalles de la vida cotidiana? Para darnos cuenta de que los placeres, son realmente pequeños. Pero no nos paramos a pensar en ellos. Los vemos tan insignificantes...
Vamos a hacernos el propósito de ver más allá de lo general, un minuto al día, no necesitas más. Y la vida cobrará otro sentido. Te lo digo por experiencia.


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