miércoles, 1 de mayo de 2013

Te odio.

Odio cada lágrima que me haces derramar.
Cada noche con la almoha mojada.
Cada noche que ocultas mis estrellas.

Te odio.

Odio cada vez que me ocultas el sol.
Cada vez que me emborronas las mañanas.
Cada vez  que me haces esconderme.

Te odio.

Odio que me hieles como el nitrógeno.
Que me envuelvas en nieve negra.
Que me mates con veneno.

Te odio.

Odio que uses el hacha para cortar mis días buenos.
Que uses un pico para abrir una zanja.
Que uses la pala para enterrarme en mi propia tristeza.

Te odio.

Odio tenerte todos los días.
Todos los minutos.
Oírte cada vez más claro.

Te odio.

Odio que me hagas sentir la peor persona del mundo.
Que no me dejes remontar.
Que me susurres que no soy nada.

Te odio.

Odio que me hagas sentir ridícula.
Que me hagas sentir patética.
Que me hagas sentir una mierda.

Te odio.

Odio que me des soluciones fáciles y sin retorno.
Que me intentes convencer.
Que no quieras oír mis súplicas.

Te odio. Mente. Te odio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario