jueves, 17 de julio de 2014

Submissive

Quiero dejar de escribir en papel, en el aire... todo lo que no puedo decir. Todo lo que no puedo hacer sonar. Con mi voz.

Me siento menuda. Muda. Cabizbaja. 

Tus palabras. Mis razones ahora.

Y mi alma. Hierve. 

Siento que no tengo palabras contra las tuyas.
Siento que mis verdades, son irreales.
Que mis razones, son hojas que se las lleva el viento. Tu viento. Tu voz.

Y cuando hablo, cierras la muralla. Y me dejas fuera. Y mis palabras parece que suenan como niños arañando pizarras. Chirriantes. Sordas. 

Y bombardeas. Con fuego. Mi voz. Y te metes en tu fortaleza después de la destrucción. Y allí me quedo, a punto de susurrar. Quemada. A los pies de tu muro. Y sólo me queda mirar hacia arriba.

Tengo miedo. Te tengo miedo. Me tengo miedo.

Muchas veces, necesito gritarte. Pero sólo te miro. Y grito por dentro. Y rompo muebles. Golpeo paredes. Y salgo por la puerta con prisa y la respiración agitada. Pero en silencio.

Y sólo, te miro.

Siento que mi paciencia, a veces, va llegando a su límite, y por arte de magia, ese límite vuelve a dilatarse. Y me quedo en blanco.

Y ya no sé qué hacer.

Bueno, sí.

Mirarte.









1 comentario:

  1. Habla, solo habla. Y aunque no tengas la razón no te calles.
    Hazte oír.
    Pero sin gritar.
    Seguro que encuentras la manera.

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