viernes, 21 de agosto de 2015

Time

Cuantos meses si pasar por aquí...

Dios... estoy feliz, joder, estoy feliz.

Este verano, lejos de lo mierdoso que está siendo, están pasando una serie de cosas que no pensé que sucederían.

Echo la vista atrás y veo lo que he logrado y... ¡buff! ¡Es muchísimo!

Pero ahora, como la vida da una de cal y una de arena, se ha convertido en un momento no malo pero sí complicado, o a lo mejor es más sencillo de lo que me imagino. Va a ser eso.

Tiempo. Tan irrelevante, efímero como cruel y fresco.

Sí, vale, esto es un texto dirigido a ti o a nosotros, como quieras verlo.

Este tiempo que necesitamos me ha venido un poco de improvisto, pero creo que era evidente que nos lo teníamos que dar. No es plato de buen gusto para ninguno, por supuesto, pero hay que afrontarlo como debemos.

Y este tiempo siento que duele, desespera, tranquiliza y oxigena. Son muchos sentimientos juntos que a veces ponen una sonrisa que me encharcan los ojos, pero no lloro.
Tal vez no quiera saber lo que siento, y es lógico, la presión a la someto con estas cosas a veces exaspera y ahoga. No lo hago intencionadamente, ya lo sabes.

Hablando conmigo he llegado a la conclusión de muchas cosas. Tenemos que aprender mucho. Y no, no vengo a decirte lo que tienes que aprender tú, eso ya lo sabrás en su momento, yo, no lo sé.

Tengo que dejar de ser tan egocéntrica, que no egoísta, en las diferente situaciones que se nos presentan, y mantener el control, aunque no implica la calma, para no perderme por mis mares.

También he de cultivar la paciencia y arrancar el exceso de control. Liberarme de mis propias ataduras que atan al que se pone a mi lado.

Los problemas se solucionan cuando tienen que solucionarse, ni antes ni después, pero siempre hay que tener el propósito y las ganas de llevarlos a puerto y no quedarnos a la deriva como parece que hacemos. 

Realmente veo positivo esto, positivo y necesario. Y sí, te echo muchísimo de menos, muchísimo, pero no me duele, ¿me explico? Tengo ganas de abrazarte y besarte y hacerte caricias hasta que te hartes, pero sé que es mejor que no te diga nada.

A veces necesitamos pensar y analizar lo que no nos gusta y lo que nos intoxica y mejorar. Siempre mejorar. 

Estoy deseando poder aprender bien esta lección que la vida me ha dado y estar mejor de lo que estuvimos. Pero sobretodo tengo ganas de terminar el verano juntos y bien. Pero no como antes, no, mejor que antes.

Espero que lo que pienses y resuelvas te ayude y nos ayude.
Y espero con muchas ganas nuestra vuelta.

Te quiero muchísimo.






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